Introducción
En las últimas décadas, el Perú ha venido impulsando un proceso de modernización del Estado orientado a mejorar la calidad de los servicios públicos, fortalecer las instituciones y responder con mayor eficiencia a las demandas ciudadanas. Este proceso, sin embargo, enfrenta importantes retos en su implementación, especialmente en un contexto marcado por crisis políticas, desigualdad territorial y limitada capacidad institucional.
Fortalecimiento institucional: el corazón de la reforma
Uno de los ejes centrales de la modernización del Estado en el Perú es el fortalecimiento institucional. Para ello, se han implementado políticas como el Servicio Civil Meritocrático impulsado por SERVIR, que busca profesionalizar el empleo público, garantizar procesos de selección más justos y promover la permanencia del talento en la administración pública. A pesar de los avances, solo una parte del aparato estatal ha transitado al nuevo régimen, lo que evidencia la resistencia al cambio en ciertas entidades.
El fortalecimiento también pasa por mejorar los sistemas de control interno y planificación estratégica. La implementación del enfoque por resultados y el uso del marco lógico han sido pasos clave, pero su adopción aún es desigual a nivel regional y local, donde muchas entidades carecen de personal capacitado o recursos adecuados.
Gobierno digital: avances notorios con brechas persistentes
El gobierno digital ha sido una de las áreas donde el Perú ha mostrado avances significativos. Desde la creación de la Secretaría de Gobierno y Transformación Digital de la PCM, se han desplegado iniciativas como la Plataforma Nacional de Interoperabilidad y el uso creciente de la firma digital. Durante la pandemia, el Estado demostró capacidad para digitalizar procesos claves, como el otorgamiento de bonos y servicios de salud, lo que evidenció el potencial de la tecnología como herramienta de inclusión.
No obstante, la brecha digital entre regiones urbanas y rurales sigue siendo un obstáculo crítico. Mientras Lima cuenta con procesos digitales avanzados, muchas municipalidades distritales aún funcionan con expedientes físicos y sin conectividad adecuada. La modernización, en este aspecto, requiere inversión sostenida en infraestructura y programas de alfabetización digital.
Gestión pública eficiente: entre la normativa y la práctica
Otro pilar de la modernización es la mejora en la eficiencia de la gestión pública. El uso de herramientas como el Presupuesto por Resultados (PpR), la implementación del Sistema Administrativo de Modernización y los Lineamientos de Gestión por Procesos han contribuido a que las entidades estatales definan mejor sus objetivos y midan el impacto de sus intervenciones.
Sin embargo, en la práctica, la ejecución presupuestal aún enfrenta limitaciones: procesos burocráticos extensos, escasa articulación interinstitucional y rotación frecuente de personal. Esto se refleja en problemas como la subejecución del gasto público, especialmente en gobiernos regionales y locales. En 2023, por ejemplo, varios gobiernos regionales no superaron el 60% de ejecución de su presupuesto de inversión.
Transparencia y participación: pilares aún en consolidación
La transparencia y la participación ciudadana son componentes esenciales de un Estado moderno. En los últimos años, el Perú ha fortalecido su marco normativo con leyes como la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública y la Ley del Fortalecimiento de la Contraloría General. Además, se han promovido plataformas como el Portal de Transparencia Económica del MEF o el Observatorio de Obras.
Pese a ello, aún existe una brecha significativa entre la disponibilidad de la información y su uso efectivo por parte de la ciudadanía. La cultura de la rendición de cuentas todavía no se ha interiorizado en todas las entidades públicas, y los espacios de participación —como los presupuestos participativos— muchas veces se desarrollan de forma formalista, sin una incidencia real en las decisiones públicas.
Conclusión: una modernización con visión territorial e inclusiva
La modernización del Estado peruano es un proceso necesario e irreversible, pero que requiere continuidad, enfoque territorial y compromiso político. Los avances en gobierno digital, planificación por resultados y transparencia son innegables, pero para que estos se traduzcan en servicios públicos de calidad es imprescindible cerrar las brechas de capacidad institucional, especialmente en los niveles subnacionales.
El reto ahora es garantizar que la modernización no sea solo un conjunto de herramientas técnicas, sino una transformación cultural del aparato estatal. Esto implica formar funcionarios comprometidos, empoderar a la ciudadanía en su rol fiscalizador y asegurar que las reformas lleguen a todos los rincones del país. Solo así, el Estado peruano podrá responder de manera efectiva, legítima y equitativa a los desafíos del siglo XXI.